Un nuevo estudio muestra la creciente diversidad de modelos de salud mental que se ofrecen para ayudarnos a dar sentido a nuestra propia mente.
Artículo publicado originalmente en “Mad in América”
La salud mental, un tema tradicionalmente dominado por las teorías psiquiátricas y psicológicas, está experimentando una profunda evolución. Un estudio reciente pone de relieve la creciente riqueza y diversidad de los modelos de salud mental que se utilizan para enmarcar nuestra comprensión de la mente, la locura y el sufrimiento emocional.
Los investigadores Dirk Richter, de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berna, y Jeremy Dixon, de la Universidad de Bath, publicaron una revisión sistemática de los modelos teóricos de los problemas de salud mental en la revista Journal of Mental Health. Su trabajo pone de relieve el variado panorama de modelos y enfoques que han tratado de comprender, describir y analizar los problemas de salud mental.
Del tradicional predominio de las teorías psicoanalíticas y sociales entre los años cuarenta y setenta se pasó a un paradigma biomédico en los ochenta y noventa. Pero a medida que avanza el siglo XXI, los desafíos a las perspectivas singulares se han multiplicado.
“Los argumentos contemporáneos sobre la naturaleza de los problemas de salud mental han tendido a centrarse en la tensión entre posiciones polares, es decir, la biomedicina o las perspectivas críticas propuestas por los campos del usuario/sobreviviente/psiquiatría crítica. Aunque el modelo biopsicosocial se ha utilizado para mantener unidas perspectivas divergentes, este consenso parece estar fracturándose”, señalan Richter y Dixon.
A partir de una gran cantidad de recursos, desde artículos académicos hasta libros, este nuevo estudio identificó 34 modelos distintos para el abordaje de los problemas de salud mental. Se clasificaron en cinco grandes grupos: biológicos, psicológicos, sociales, de consumo y culturales.
La salud mental y la enfermedad mental han sido objeto de controversia en diversos campos, desde la medicina a la sociología, durante muchos años. De los años 40 a los 70, el discurso estuvo dominado por las teorías psicoanalíticas y sociales. Sin embargo, en las décadas de 1980 y 1990 se produjo un giro hacia los modelos biomédicos, que alcanzó su punto álgido en la década de 1990, en Estados Unidos, cuando su Congreso la denominó la “Década del Cerebro”.
A principios del siglo XXI, la comprensión y clasificación de los problemas de salud mental se volvió más controvertida, especialmente con la publicación de la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-5). Las críticas no sólo provenían del exterior, sino también del interior de la comunidad biomédica, lo que dio lugar a importantes debates.
La comunidad biomédica se ha visto envuelta en discusiones sobre las dimensiones frente a las categorías de los síntomas, la etiología de los trastornos mentales y la comorbilidad de los distintos trastornos, entre otros temas. Recientes investigaciones en red han cuestionado la existencia de cientos de trastornos distintos, sugiriendo en su lugar la presencia de sólo un puñado de dimensiones globales.
Las cuestiones prácticas persisten, y las definiciones de los problemas de salud mental influyen en las decisiones jurídicas y políticas. Ha surgido una necesidad imperiosa de realizar revisiones exhaustivas de los modelos de salud mental que abarquen diversas perspectivas, especialmente las de las personas usuarias de los servicios de salud mental. La elección del término “problemas de salud mental” por parte de los investigadores fue intencionada, buscando la coherencia y la inclusión en diversas publicaciones.
Los investigadores llevaron a cabo una revisión casi sistemática de las teorías y los modelos de salud mental, utilizando principalmente bases de datos como Pubmed, CINAHL y PsycINFO y buscando también en Amazon.com. El estudio pretendía conocer la diversidad de modelos a partir del año 2000 en varios idiomas, excluyendo los trabajos empíricos y puramente filosóficos.
En aras de la transparencia metodológica, registraron el estudio en el Open Science Framework. Los amplios y variados datos se presentaron gráficamente, con modelos detallados tabulados y una lista de todas las publicaciones referenciadas proporcionada como datos suplementarios.
Breves detalles de los modelos identificados de Dirk Richter y Jeremy Dixon
Su investigación sintetizó 110 de 3423 publicaciones, agrupándolas en cinco categorías fundamentales: Biología, Psicología, Social, Consumo y Cultural.
- La categoría de Biología destacaba principalmente el papel del cerebro en la salud mental y la necesidad de una taxonomía basada en el cerebro.
- La categoría de Psicología albergaba teorías como la salutogénesis, la psicología cognitiva, el psicoanálisis, la psicología de redes y el existencialismo, cada una de las cuales proponía distintos puntos de vista sobre la salud mental.
- La categoría Social destacaba la influencia de los factores sociales en la salud mental, con modelos que hacían hincapié en las limitaciones inducidas socialmente y en los efectos de los acontecimientos del mundo real.
- La categoría Consumidor estaba formada por modelos que reflejaban las experiencias de las personas tratadas por los servicios de salud mental, hacían hincapié en la recuperación, normalizaban los conceptos de salud mental y destacaban la importancia de las experiencias de los pacientes.
- La categoría Cultural abordaba las interpretaciones culturales, tradicionales y espirituales de lo que en psiquiatría se denomina enfermedad.
Varios modelos fusionaban dos o más categorías primarias, formando un espectro de enfoques interdisciplinarios. Por ejemplo, la biopsicología tiende un puente entre la biología y la psicología, abarcando submodelos como la biopsicología de redes y la neuropsicología.
Los modelos psicosociales, situados entre las categorías psicológica y social, se centran en la interacción entre la psique individual y los factores sociales.
Los enfoques radicales y los modelos antipsiquiátricos, situados entre las categorías social y del consumidor, pretendían liberar de los paradigmas existentes a las personas con problemas de salud mental o cuestionaban críticamente la existencia de la enfermedad mental.
Algunos modelos se basaron de forma no lineal en las cinco categorías primarias, como la etnopsicología, que entrelaza conocimientos culturales y psicológicos. El estudio hace hincapié en la diversidad y complejidad de los modelos y enfoques a la hora de comprender los problemas de salud mental.
Richter y Dixon especulan sobre la creciente diversidad de modelos de salud mental. El impulso de la especialización en la ciencia, la insatisfacción con los enfoques de clasificación convencionales como el DSM y las voces emergentes de profesiones no médicas contribuyen a esta creciente diversidad.
“Concluimos que la atención a la salud mental necesita reconocer la diversidad de modelos teóricos sobre los problemas de salud mental”
Su trabajo subraya la necesidad de una visión más holística e integradora que vaya más allá de las tradicionales lentes psiquiátrica y psicológica.
Esta revisión ofrece la primera mirada exhaustiva a los modelos de los problemas de salud mental utilizando una metodología de revisión sistemática. Mediante el examen de diversas fuentes procedentes de las ciencias naturales y sociales, personas usuarias de servicios de salud mental, activistas y enfoques tradicionales, espirituales o culturales, se ha identificado una miríada de perspectivas sobre la definición y etiología de los problemas de salud mental.
La investigación incluye una amplia gama de modelos, tanto antiguos como nuevos, como el psicoanálisis y la neurociencia computacional. Una conclusión fundamental es que los modelos más recientes no eclipsan necesariamente a los más antiguos, sino que más bien los amplían.
Sus conclusiones ponen de relieve los diversos objetivos asociados a los distintos modelos. Por ejemplo, mientras que algunos modelos abogan por una comprensión puramente biológica o psicológica, otros se inclinan por soluciones políticas o jurídicas.
El estudio subraya un cambio fundamental: la definición de los problemas de salud mental debe ser colaborativa, integrando ideas no sólo del sector médico sino también de las comunidades directamente afectadas.
El estudio presenta dos enfoques teóricos generales: el primero reconoce la coexistencia de diversos modelos, abogando por el “pluralismo epistémico”. El segundo propone una metateoría global que promueve metodologías de investigación novedosas, basadas en la “Pospsiquiatría” y la “Policontextualidad”.
Esto requiere que los clínicos alcancen una “competencia conceptual”, asegurándose de que reconocen conceptos y supuestos fundacionales variados y no los malinterpretan como síntomas de enfermedad.
Además, un enfoque polifacético puede abordar los retos jurídicos y políticos, especialmente en lo que respecta a los derechos de las personas usuarias de los servicios de salud mental. Por último, es fundamental que los profesionales no médicos y las personas usuarias de los servicios participen en los debates sobre los modelos de salud mental y que se fomente la colaboración entre ellos y los académicos para lograr un discurso más completo sobre los retos de la salud mental.
Richter, D., y Dixon, J. (2023). Models of mental health problems: a quasi-systematic review of theoretical approaches (Modelos de los problemas de salud mental: una revisión casi sistemática de los enfoques teóricos). Journal of Mental Health, 32(2), 396-406.
https://doi.org/10.1080/09638237.2021.2022638 (Enlace)
Justin Karter
Editor de noticias de investigación de MIA: Justin M. Karter es el redactor jefe de noticias de investigación de Mad in America. Realizó su doctorado en Psicología del Asesoramiento en la Universidad de Massachusetts Boston. También es licenciado en Periodismo y Psicología Comunitaria por la Universidad Point Park. Le interesa especialmente examinar y descodificar las narrativas culturales de la salud mental y reimaginar las instituciones construidas sobre estos supuestos.