Este monólogo de humor fue escrito interpretado por Nancy Griggs en una variete a micrófono abierto, durante el campamento de verano “Mad Camp 2023”, en Midletown, California, Estados Unidos. La versión en castellano fue traducida por Alan Robinson.
Mi madre murió hace poco, lo que fue triste, y hubo duelo, una dura realidad que afrontar, emociones por todas partes, llorar, recuerdos que aparecían sin parar, y sobre todo me preguntaba cómo los demás pueden seguir adelante.
Pero me di cuenta de que recibí un montón de empatía, tarjetas, amabilidad, mensajes de gente de la que hacía años que no sabía nada, y algunos incluso trajeron guisos con chorizo colorado.
Pero con la locura… es otra cosa.
Un día sucede: Tu familia, amigos y vecinos se enteran de que sufres una enfermedad mental.
Hay confusión, caos, dormís demasiado, no dormís en absoluto, hablas demasiado alto y rápido, no hablas en absoluto. Y piensas, al principio, ¡Ahora viene la empatía!
¡No!
Cri-Cri… Cri-Cri…Grillos.
No hay Tarjetas, amabilidad, mensajes.
Ni guisos.
Tal vez recibas una visita especial en la puerta de alguien con uniforme y pistola para hacerte algunas preguntas ensayadas. Hay miedo y asco.
Cuando estás loca, la gente intenta “ayudar”. Quieren “ayudar” recordándonos que nuestras elecciones nos han traído hasta aquí, o sea a “estar loca”. Nuestras elecciones les dificultan el trato con nosotros. Pero nuestras elecciones son sospechosas; en cambio sus elecciones son ¡la misma perfección!
Me gustan las elegir, pero estoy harta de que me recuerden que tengo una, con un toque de urgencia e histeria.
Elige, elige, elige.
Elecciones: me suena a un pato graznando.
Supongamos que soy una toxicómana: “Me he metido heroína porque me hace sentir bien por primera vez en mi vida”. Huh. Bueno, haz mejores elecciones. Elecciones. Elecciones.
O una persona en medio de su locura “Estoy en el caos mi cerebro está en llamas, no puedo salir de mi casa y estoy en el dolor” – Tenes que hacer mejores elecciones. Elecciones. Elecciones.
O soy inmigrante – “Temo a que venga un dictador liberal a donde migré y no puedo ganar suficiente dinero para alimentar a mis hijos”. Elige mejor otro país para migrar. No es el dictador liberal, son tus elecciones. Elige. Elecciones.
Entonces, ¿Cuál es la elección que tienen las personas locas?
Tomarse una pastilla. Y tragarla. Todos los días. Esa es la elección que tienen que hacer para que todos nos sintamos mejor. “Toma tus pastillas y consigue tu pastillero para ordenarlas de lunes a domingo, así no te olvidás ninguna”.
Sí. Quizá lo hemos vivido, lo hemos visto. ¿Y te diste cuenta que en las películas, hay personajes que sufren de locura y la mayoría de ellos son molestos para los demás?
Siempre estoy viendo estas películas sobre personajes locos y me imagino en la silla del crítico sabelotodo y digo en voz alta “Ah…ahora voy a ver esta película, y voy a ser el juez del guionista y del director. Ah…ahora llega mi venganza”.
O como ver “El lado luminoso de la vida” Quiero decir, no pasa eso. Las historias de amor entre locos no son como las muestran esas comedias románticas. La mirada tierna de Bradley Cooper…no… la esperanza de Jenniffer Lawrence….no… ¡No es así como sucede! Ni un poquito parecido… ¡Malisima!
Otra, un drama. Una mente brillante, la del matemático genio – ¡Malísima! Pusieron al genio loco, solo para que la locura sea aceptable para los normales. ¡El personaje de la vida real abandonó la medicación! ¡Malísima película!
¿La locura en el cine parece…? ¿La música siniestra? ¿Las largas miradas por la ventana? ¿La resistencia, los gritos? ¿Un solitario condenado al ostracismo?
Hay una cosa clásica de las películas que hacen con las pastillas: el tiempo se acelera, muestra un día sin pastillas y al día siguiente crisis. Yo suelo referirme a un día sin pastillas como “pensármelo”
Otros están esperando a que esa buena elección haga efecto. Volvamos a ello. Rendirse. Las pastillas son “el elixir de la cordura ” Otros están convencidos de que mi vida mejora mucho cuando tomo una pastilla. Quieren oír: “¡Tenías razón!”. ¿Y la velocidad de los resultados esperados? De 0 a 100. ¿Verdad? ¡Mejor! ¡Inmediatamente!
O hay películas con la visión artística de una locura única, creativa y brillante, la perspicacia especial… sí, claro, eso puede pasarle a un puñado de artistas, pero ¿y los que no somos artistas? ¿Los que somos simplemente personas con algún oficio o alguna profesión? para mí la locura era como mirar mis diarios y pensar,
“¿qué significa esto?” Parece que cuando estoy loca, no soy una gran artista, filósofa, escritora, matemática…. Escribo tonterías que no sirven para nada. Estoy pensando, vamos Nancy, ¿esto es lo mejor que puedes escribir? Deja que fluya tu genio creativo, deja que te llegue la inspiración…pero de nuevo. Grillos. Cri-Cri
Sí… hacer buenas elecciones. Si te volvés loca, es porque no haces buenas elecciones. Pero ahí está esperando ¡la gran final! el lugar definitivo para encontrar toda la “ayuda” es… ¡Si! El hospital psiquiátrico…
Ahora, ¿Son los hospitales psiquiátricos realmente algo parecido a un hospital? ¿en serio crees que se parecen? ¿un hospital a un manicomio? ¿Hay médicos? ¿Enfermeras? ¿Gente comprobando tu bienestar? O están haciendo un recuento.
Si te despiertas en la cama, con la bata puesta, no sabes dónde estás y no hay nadie más que un guardia de seguridad, puede que estés en un hospital “diferente”.
Si tu médico viene al hospital una vez al día y se reúne contigo durante diez minutos, nadie dice mucho, pero él toma notas, puede que estés en un hospital psiquiátrico.
Si haces cola durante 60 minutos para que te den un vasito y unas pastillitas, puede que estés en un hospital psiquiátrico.
Si los guardias de seguridad superan en número a los médicos en unas 10 veces, y nadie se interesa por lo que tienes que decir, puede que estés en un hospital psiquiátrico.
Si intentas usar el teléfono, pero no sabes a quién llamar por sentirte “mas lenta”, y tus contactos de emergencia no contestan, podrías estar en un hospital psiquiátrico.
Lo que me encanta es que los que tenemos experiencia vivida, vivimos para contarlo. Tener audacia, confianza, determinación, con la convicción de una familia de consumidores de tic-tacs. Nos comprometemos con la actitud. ¡Hay que visibilizar! ¡Hay que tener orgullo! ¡Los loqueros caerán! Vamos… bailemos y cantemos ¿Qué tan difícil puede ser?
Volverse loco no es una imagen bonita ni cómoda. Sí, me volví loca, actué de esa manera. Tomé esas decisiones, y estuvo bien, hasta que me llevaron al loquero.
Lo mejor que podemos escuchar suele ser:
“Lo siento, esto debe ser duro, aguanta. Te acompaño. A pesar de todo”