Entrevías es una serie española que cuenta con cuatro temporadas. En esta crítica Ana García Mango reflexiona sobre algunos ejes complejos que observó en su primera temporada.
La Sinopsis de la serie si uno se pone a buscar e investigar en internet se resume de la siguiente manera así: “el excapitán de infantería de la 3° Compañía Tirso Abantos (José Coronado) es un exmilitar, veterano de guerra y con un claro síndrome de trastorno por estrés postraumático, que es dueño de una ferretería en el barrio de Entrevías de Madrid. Solitario, frío, calculador y poco dado a mostrar afecto, tras un incidente familiar relacionado con su nieta, se ve obligado a encargarse durante un tiempo de ella, Irene Abantos (Nona Sobo), una joven de origen vietnamita, contestona y con espíritu rebelde a la que la hija de Tirso (Jimena Abantos) es incapaz de controlar”.
En su intento por enderezarla y darle disciplina, Tirso se ve forzado a dejar su rutina de ferretero y ha de convertirse en un ‘héroe por accidente’ junto a sus dos compañeros del ejército, Pepe y Sanchís, que enfrentan a pandilleros que se están apoderando de las calles de Entrevías. En su cruzada le ayudará el subinspector de la Policía Nacional Ezequiel Fandiño (Luis Zahera), un agente de policía que lleva en Entrevías quince años, un poli corrupto, simpático, sarcástico, burlón y socarrón que no dudará en aprovecharse de la ira de Tirso para sacar tajada y poder convertirse de nuevo en el verdadero ‘rey’ del barrio en el que demasiadas cosas han cambiado.
En líneas generales el argumento de la serie parece la de un thriller policial con objetivos y conflictos claros. Pero hay mensajes subliminales que se convierten en ejes complejos a la hora de analizar en profundidad Entrevías sobre todo la Convivencia entre países- la bien llamada “inmigración”. Escuchar diálogos como: “La inmigración lo ha cambiado todo y no precisamente para bien” una de las tantas frases que se esbozan en estos primeros capítulos y que dejan bien en claro que el conflicto de intereses supera todo margen de lo que significa vivir en Comunidad.
¿Qué sucede realmente con los inmigrantes en España?
Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), a 1 de enero de 2025, la población de nacionalidad extranjera en España era de 6.853.348 personas (el 14,0%), y la población nacida en el extranjero era de 9.379.972 (el 19,1%), de un total de 49.077.984 habitantes. España recibe inmigrantes principalmente de Latinoamérica, además de otras partes de Europa y África. En 2025, los grupos que más aumentaron su población en el país procedían de Colombia (43.400), Venezuela (30.500), Marruecos (27.700), Perú (18.800), Italia (8.900), Honduras y Argentina (7.300), Ecuador (6.800), Ucrania (6.400)
¿Son porcentajes altos verdad?
Claramente sí y eso supone un problema, no tengo intención de negarlo, ¿pero eso justifica la discriminación? Son preguntas a modo de reflexión. Entrevías está todo el tiempo jugando al límite con este tema: desde que llegaron los latinos el barrio cambió y para peor; qué hay detrás de esto que parece cumplir solo una función inocente dentro de la trama, entrelíneas perdón entrevías sutilmente estereotipa y prejuzga a ciertas personas por su lugar de origen, clase social e incluso, intelectual. Diálogos como: “En cuánto le viste la cara pensaste que te iba a robar” (en referencia a un joven colombiano de tez oscura) ¿no hay racismo ahí?
“Tú eres subnormal, es un milagro que sigas vivo” (conversación entre la jefa de policías y Ezequiel también policía) en represalia por haber cometido un error. Mejor dicho, un insulto. Según la Real Academia Española subnormal significa: Adjetivo; dicho de una persona que tiene una capacidad intelectual notablemente inferior a la considerada normal. ¿Entonces tener una capacidad intelectual inferior es una ofensa? ¿Es un error? Claramente hay discriminación aquí también, cualquier ser humano puede cometer un error y clasificarlo por esto como subnormal es discriminar a las personas con discapacidad intelectual.
Estos son apenas algunos ejemplos acerca de lo grave que me resulta el asunto. Soy Argentina viviendo por el momento en España y me asombra que un país del “primer mundo” como suelen nombrarse siga cometiendo estos actos injustificados, discriminatorios y con rasgos fascistas. Es una pena, todos sabemos las consecuencias que traen las dictaduras, por si hiciera falta comparto un breve recordatorio: En España hubo una dictadura entre 1939 y 1975. Se instauró después de que las tropas lideradas por el general Francisco Franco vencieran en la Guerra Civil (1936-1939).
El franquismo fue una dictadura militar en la cual todos los poderes del estado cayeron en manos de Franco. Esto supuso la censura y represión de cualquier tipo de resistencia al régimen franquista, junto con la abolición de los partidos políticos y sindicatos. Además, se suprimieron derechos humanos, incluyendo el de libertad de expresión y de asociación, y se restringió el uso de las lenguas minoritarias, como el catalán o el eusquera.
En consecuencia, se instauró un régimen del miedo donde solo existía un único partido, la Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS). El ejército controlaba los medios de comunicación y tanto la enseñanza como el ocio estaban regulados para difundir solo las ideas afines al régimen. De esta manera se pretendía obtener el control social e ideológico de la ciudadanía.
A modo de conclusión me parece importante enfatizar que los derechos que tenemos todos los seres humanos, simplemente por el hecho de existir exceden los temas políticos, sociales, religiosos e incluso de género. La discriminación, los prejuicios y las ideas limitantes son construcciones sociales propias de un discurso que favorece la dominación postulando ejes binarios tan ficticios como letales; Países Desarrollados-Subdesarrollados. Normal-Subnormal. Sano-Enfermo. Rico-Pobre, y así podría seguir hasta la eternidad con la “listita”
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Nació en Mendoza, en 1984. Es graduada en Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Actualmente reside en España.