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“Los manicomios están llenos de sueños” por cumplir.

Con un solo libro publicado, Marisa Wagner, logró lo que muchos buscan durante toda una vida: dejar una marca imborrable en el corazón de sus lectores, como es el caso de Faty Arahuete quién dirigió y llevó a escena “Los manicomios están llenos de sueños” una obra de teatro, con casi todos los poemas del libro “Los montes de la loca”.

Marisa Wagner, autora de esta obra, tuvo una corta carrera literaria y publicó en vida solamente un poemario titulado “Los montes de la loca”, que fue más que suficiente para volverla una poeta que pasó a la Historia del Arte argentino. Su escritura demuestra que la genialidad no se mide por la cantidad, sino por la calidad. La obra “Los manicomios están llenos de sueños” reúne un universo emociones contradictorias, ricas y profundas que perduran más allá del tiempo, las modas teatrales o literarias.

Marisa Wagner falleció en 2016 y hasta el momento se han estrenado seis espectáculos sobre los poemas de su libro “Los montes de la loca”. Probablemente Wagner publicó un solo libro porque fue perseguida por agentes sanitarios que la encerraban en distintos loqueros, la sometían a tratamientos involuntarios de salud mental y le inyectaban drogas que le impedían trabajar como escritora la mayor parte del tiempo. En uno de sus tantos confinamientos en el año 1997 la coordinadora del Servicio de Rehabilitación del actual centro clandestino de detención “Montes de Oca” convenció a Marisa de enviar uno de sus poemas a un concurso de la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Buenos Aires. Su poema titulado “Nos amamos una tarde, un cablegrama, algún silencio en la primavera” dedicado a Sergio Darlin ganó un Premio de Poesía, que incluía la publicación de un libro, en el cual se compilaron poemas suyos, se tituló “Los Montes de la Loca” como una ironía del “Montes de Oca” y fue presentado en la Feria del Libro de 1998. El poema ganador del concurso es uno de los momentos más emocionantes de la obra teatral “Los manicomios están llenos de sueños”, que puede verse en Buenos Aires, en el barrio de Caballito.

Faty Arahuete retoma una lectura como artista escénica del poemario “Los montes de la loca” para contar una historia de amor y soledad, con los poemas de Marisa sobre el encierro casi sin usar aquellos poemas de la autora sobre el erotismo. En esa decisión es dónde se destaca la puesta en escena, al lograr representar al deseo como esa esperanza que nos puede mantener vivos al atravesar un infierno. La mirada de “Los manicomios están llenos de sueños” que compone Faty Arahuete, acaso una demiurga, va mucho más allá de la problemática de la salud y el manicomio, como podría indicar su título. La obra muestra como un personaje mujer y un varón se acercan, se conocen, al mismo tiempo que cuentan sus días en la soledad del confinamiento donde el abandono, la oscuridad, la conexión y la luz, habitan su existencia. Hablan con los de adentro, intentan con los de afuera y en ese camino vertiginoso se encuentran en el deseo de volver a verse afuera del loquero.

Patricio Boriosi en “Los manicomios están llenos de sueños”

El trabajo de Patricio Boriosi y Melina Saavedra es fino, delicado y conmovedor. Ambos logran como artistas llevar a sus cuerpos y voces, las ironías, penas y pesares en los versos de Marisa Wagner. Por momentos algunas palabras de Saavedra no se llegaban a escuchar desde la fila que nos ubicamos. Pero esto nada le quita la conmovedora potencia interpretativa lograda por la actriz, porque la dirección de la obra logra hacer con los poemas un todo poético junto a la música, las luces, el vestuario y la escenografía. Los momentos del juego con el termo de Patricio Boriosi, se hubieran ganado un aplauso de pie del teórico teatral Antonin Artaud si hubiera visto esta obra. Artaud, fue además un poeta admirado por Marisa Wagner por su crítica al psicologismo en la vida y en el arte.

La música de la obra le imprime desde la puesta en escena una universalidad que trasciende las políticas de salud mental en Argentina, tal vez siguiendo el consejo “Pinta tu aldea y pintarás el mundo” atribuido al escritor ruso León Tolstói. En los manicomios públicos y privados en Argentina aun hay miles de personas encerradas en contra de su voluntad, a pesar de que la legislación vigente los haya prohibido desde el año 2020. Esta situación se reproduce lamentablemente en casi todos los países del mundo. La obra nos invita a mirar de cerca la vida de pacientes psiquiátricos encerrados para descubrir verdades que resuenen en todas partes.

La obra es recomendable para verla más de una vez, así como también advertir a espectadores neurodivergentes sensibles a la luz, que lleven anteojos con filtro para protegerse.


Duración: 50 minutos
Entrada: $ 12.000 –

DONDE: LA FRAGUA, Av. Rivadavia 4127 (mapa). Capital Federal – Buenos Aires – Argentina. Teléfonos: 4983-5203
CUANDO: Viernes – 21:30 hs


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