“El teatro y su doble” de Antonin Artaud es uno de los libros más influyentes de la historia del arte. Figuras de la puesta en escena británica como Peter Brook tomaron las ideas de “El teatro y su doble” llevándolas a la práctica. En Argentina, sus ideas influyeron en la estética de dramaturgas como Griselda Gámbaro, Ricardo Monti y Vicente Zito Lema.
“Un hombre civilizado y culto, es un monstruo”
Antonin Artaud
“Artaud”, el disco de Luis Aberto Spinetta, es considerado uno de los discos pioneros del rock latinoamericano en la historia. El título como la estética del disco representan un homenaje al artista francés Antonin Artaud, quien escribió poesía, teoría y actuó en varias películas de su época. Durante la segunda guerra mundial Artaud fue sometido a sesiones de electroshocks en el loquero de Rodez por Gachet, psiquiatra francés que negó sistemáticamente las malas prácticas de las que fuera acusado.
“El teatro y su doble” de Antonin Artaud es uno de los libros más influyentes de la historia del arte. Figuras de la puesta en escena británica como Peter Brook tomaron las ideas de “El teatro y su doble” llevándolas a la práctica. En Argentina, sus ideas influyeron en la estética de dramaturgas como Griselda Gámbaro, Ricardo Monti y Vicente Zito Lema. Su influencia también despertó reacciones tardías luego de la muerte de Artaud, que pretendieron descalificarlo como fue el caso del polaco Jerzy Grotowsky. Este gurú teatral, dedicó un capítulo entero a descalificar a Antonin Artaud, en uno de sus libros. Lo título “No era totalmente él” para imponer un forzado psicoanálisis biográfico sobre Artaud sin mencionar argumentos que discutan la metodología de creación escénica propuesta por el teórico francés.
El libro “El teatro y su doble” lo publicó la editorial Gallimard en 1938 el mismo año en que su autor, Antonin Artaud era confinado en un loquero en Francia, mientras Europa convulsionada atravesaba la segunda guerra mundial. Este ensayo teatral Fue elegido por el periódico Le Monde como uno de los 100 libros del siglo XX. El año anterior a su publicación, Artaud había publicado “Nuevas revelaciones del ser”, un libro para la interpretación del Tarot en relación a las experiencias cotidianas. Este libro funciona como un antecedente en relación a cómo leer el mensaje simbólico de una imagen, que en las cartas del tarot es una imagen gráfica y en la literatura dramática una imagen metafísica, según cómo el propio Artaud la interpreta.
“El teatro y su doble” es uno de esos libros que trascienden los límites de su tiempo y lugar porque vuelven a ser leídos en distintas latitudes mucho tiempo después de la muerte de su autor. El regreso a este libro se debe a que sus cuestionamientos aun incomodan invitando a reflexionar a quienes se dedican a las artes escénicas. “El cine” del mismo autor, es un libro mucho más breve pero también interpela en la relación con la creación audiovisual, heredera del arte dramático en épocas donde las sociedades se han sometido a una tiranía audiovisual para las redes sociales. Uno de los trabajos que supo hacer Antonin Artaud fue como actor en películas blanco y negro de la primera mitad del siglo XX, experiencias que lo llevaron a reflexionar sobre la poética, la ética y la estética en el cine. .
El teatro que propuso Artaud, a menudo se lo reduce al “Teatro de la crueldad”, pero en realidad Artaud describió un teatro metafísico que se manifiesta a través de los cuerpos de sus intérpretes para expresar fuerzas invisibles a los espectadores. Propone desde su introducción que las artes escénicas son un espacio en el cual se puede provocar en la platea la eliminación de las convenciones sociales que nos enseñaron a separar cultura, arte y vida. Su obras de dramaturgia surrealista, reunidas bajo el titulo “Tres piezas cortas” dejan en evidencia el intento de explorar en el surrealismo una forma de escribir que borra las convenciones propias de las poéticas literarias en las cuales prevalece la unidad de acción aristotélica.
El actor para Artaud es un Tótem, es decir un emblema sagrado aglutinante, un conjunto de creencias sociales, espirituales y comunitarias que tiene el poder de mantener la cohesión tribal. Al mismo tiempo el actor en escena es un curandero de las enfermedades sociales que se manifiestan en el teatro, a partir de los estímulos de la escena a la platea. El actor como atleta encuentra su doble a partir del entrenamiento muscular como si fuese un deportista de alto rendimiento que además tiene la capacidad de elongar, fortalecer y estirar sus afectos, sentimientos y emociones. La poética que se describe para el actor en “El teatro y su doble” son una serie de recursos para la respiración, la composición sonora de las palabras, la presencia escénica, el uso de un humor delirante y la relación con los signos que permiten al actor encontrar su doble como el chamán que acude en auxilio y guía a su animal de poder. La poética del actor artaudiano consiste en aprender a percibir fuerzas e impulsos invisibles que se puedan expresar a través de su cuerpo durante la función teatral.
“El teatro y su doble” es una invitación a renunciar a los imperativos categóricos que nos hacen creer que existe una única realidad, desplazando por ejemplo a los sueños al lugar de burda materia prima de la industria de la psicoterapia. El libro en su prefacio invita al lector a borrar los limites convencionales que nos hacen separar la mente del alma, como la cultura de la naturaleza. El libro no es solamente una poética para creadores escénicos, sino también una filosofía dramática que nos invita a redescubrir una forma sagrada de vivir la vida, ante la decadencia social que Artaud supo describir magistralmente en las sociedades europeas de la primera mitad del siglo XX.

Alan Robinson nació en 1977, en Buenos Aires, Argentina. Egresó como licenciado y profesor de arte dramático. Publicó novela, dramaturgia y ensayos. Enseña literatura, psicología social y finanzas.