Luego de muchos años de estudio y experimentación, hemos conseguido sintetizar la falopa, todas las falopas, en una sola y que está al alcance de quien habite un cuerpo humano. Un reducido grupo de personas dispersas, a veces interconectadas por la realidad, a veces por la virtualidad, a veces por la locura, sabiendo o no de nuestras existencias particulares, conseguimos aquello que tanto ha buscado la humanidad durante años.
La relación de las personas con las drogas y adicciones, a diferencia de la que tenemos con las personas, es individual. Por más que medien en ellas otras personas, en última instancia depende 100% la particularidad. Está probado que en los países que son todas legales, han disminuido los problemas de adicciones, y la violencia relacionada a esto ha desaparecido.
De todo lo malo que tienen las drogas, se hace evidente que algo necesario tienen, algo que en algún punto hace bien, pero ¿Qué es? ¿la satisfacción? ¿la búsqueda de placer? ¿reducir el dolor, paliarlo? ¿encontrar a la realidad más pasable? Cualquiera sea el motivo, lo necesitamos.
Pues entonces ¿Cómo hicimos? empezamos a dejarnos llevar por nuestra propia corriente (que es la única que existe), abrazamos nuestra singularidad y con ella a la locura y atravesamos todos sus estadios hasta completarla, ansiedades, pánicos, psicosis, neurosis (también combinadas), depresión, euforia, introspección, vómito famélico, extrema vulnerabilidad, fortaleza, calma, entendimiento, paciencia, tolerancia, determinación, dudas, críticas comprometidas y comprometedoras, autoanálisis.
Encontramos la pastilla perfecta y ahora no podemos dejarla y queremos compartirla, porque mientras la humanidad sostenga este mundo injusto y violento, sus efectos adversos son letales y queremos vivir sin dejar de consumirla. Cabe decir que a la inversa que con las drogas externas, mientras más se consuma menos efectos adversos tiene.
Hemos empezado a empezar a reconocernos, ya no se puede negar que esta falopa está circulando así que la regalaremos en plazas, barrios, en cuanta cola en cualquier institución, kioscos, bares y calles habitadas hasta que el mundo sea un lugar seguro, amable y justo.
¡Hasta la locura siempre!