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Una experiencia de Apoyo Mutuo

Cuando comenzaron las reuniones del “Apoyo mutuo Buenos Aires” en el año 2015, aún se llamaba, “Grupo de Apoyo Mutuo en Salud Mental”. El punto de partida fue una conversación entre cuatro amigos en la presentación del libro “La ley de la locura” que se realizó ese mismo año en el Cabildo de la Revolución de Mayo. Al año siguiente el proyecto fue aprobado por el Consejo Consultivo Honorario en Salud Mental y Adicciones, que circuló en formato de texto escrito por correo electrónico, entre personas interesadas en concretar la iniciativa. Este proyecto escrito permitió ordenar y organizar la tarea.

Sin embargo cuando empezó a funcionar la tarea en las reuniones del apoyo mutuo, en la realidad concreta de los grupos que se formaban en cada encuentro, emergió lógica y esperablemente la complejidad, inherente al comportamiento de los seres humanos en grupo. La coordinación del grupo fue rotativa, nunca dependía de una sola persona, es decir que el rol de la coordinación lo podía ocupar quien el día del encuentro tuviera ganas de hacerlo, mientras cumpla la condición de considerarse como persona usuaria o ex usuaria de salud mental y haber participado en mas de una reunión.

El primer descubrimiento y consenso grupal, sobre la tarea de la coordinación fue que quién coordinara como un par, involucrándose con la tarea de coordinar al mismo tiempo que con su propia historia de vida, como usuario o ex usuario de salud mental.  Esto resultaba complejo, porque quien ocupaba el rol de la coordinación tenía que, por un lado la tarea de hacer posible el encuentro y al mismo tiempo brindar su propia experiencia como insumo para la circulación de la palabra. Entre las tareas de la coordinación se pudieron identificar el primer año de funcionamiento las siguientes:

1. Presentar el encuadre de la actividad: Relatar brevemente el origen de la actividad, la duración de 2 hs. de la actividad y el apoyo mutuo a las distintas formas de expresar la propia experiencia en la locura o la salud mental de cada quien.

2. Establecer una regla: ¿Se fuma o no se fuma durante la actividad?

3. Coordinar presentaciones individuales.

4. Garantizar la circulación de la palabra, que permita que cada quien pueda expresar lo que le sucede de la manera en que le salga expresarlo.

5. Garantizar el respeto por los diversos lenguajes y narrativas para referirse a la propia historia, y permitir que los lenguajes dialoguen entre si.

6. Promover la escucha mutua y el apoyo mutuo.

7. Identificar, apoyar y estimular el lenguaje propio de cada integrante para recrear su propia historia y presente.

8. Conocer y recordar el marco legal vigente, establecido por la constitución nacional y la ley 26.657 de salud mental y adicciones.

La realidad concreta es mucho más compleja, que el relato sobre ésta como experiencia. Muchas veces algún integrante, dado su estado anímico necesita “tomar la palabra” constantemente y un buen lugar en el cual eso le puede pasar es en un grupo de apoyo mutuo, porque lo sabemos, a veces a “quienes hablan mucho” se les interna compulsivamente con la etiqueta de manía o euforia.

La única condición que tenía el GAM en sus inicios era que debía estar coordinado por una persona “experta por experiencia”, es decir desde la perspectiva de usuarios y sobrevivientes, una persona que cuente con experiencia propia y vivencial en la locura, el delirio y/o la alucinación. Esta característica, sin lugar a dudas, tiene mucho que aportar a quienes trabajan en salud mental, a quienes investigan la problemática y quienes se dedican a la docencia.

Cada reunión del grupo de apoyo mutuo, genera un lenguaje y convenciones propias, alternativas al lenguaje y convenciones propias del sistema de servicios de salud mental. Muchos integrantes del GAM usan drogas psiquiátricas y sustancias psicoactivas. El uso simultaneo de ambos tipos de sustancias, puede traer problemas para las personas, dado que el GAM no juzga al uso de sustancias psicoactivas o al uso de drogas psiquiátricas. Esta posición de “apoyar” las decisiones de los integrantes del GAM, permitió el empoderamiento  individual y el proceso subjetivante sobre la propia “responsabilidad”.

El GAM siempre apoya los procesos de bienestar. Si un integrante manifiesta que quiere reducir su medicación, el GAM apoya que lo hable con su médico psiquiatra, pero si el médico psiquiatra no considera bajar la medicación, el GAM apoya el derecho de la persona de cambiar de médico psiquiatra, garantizado por la ley 26657.

Muchos integrantes del GAM, comenzaron tratamientos con cannabis medicinal, que en el año 2017 en Argentina ha pasado a convertirse en una opción legal para los tratamientos en salud mental y adicciones. La tarea del GAM es apoyar y acompañar los procesos de sus integrantes.

El funcionamiento del apoyo mutuo evita siempre juzgar y sugerir que hacer. La coordinación busca evitar posiciones morales sobre qué es lo correcto, y mantener el eje central de la tarea: dar apoyo y recibir apoyo. Ese es el modo de vincularse que este grupo propone: dar y recibir apoyo entre pares.

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